Somos parte de un nuevo siglo en donde el flujo de información es imparable y caótico, tiempo en donde los puntos de reunión de los temas de relevancia social, económica y científica se están dando en el ciberespacio, que a pasos agigantados el fenómeno informático/social vuelve casi obsoleta una reunión física e interpersonal para discutir estos temas para concretarlos en decisiones que pueden llegar a virar bruscamente el destino de la sociedad en cuestión. Paradigmas para esta declaración son los conflictos sociales que se están dando en los países árabes, Gaddaffi, Ben Ali, Mubarak, dictadores que han pasado más de 30 años en el poder, están siendo ahuyentados por el pueblo harto de la miseria y la opresión, detonados por un movimiento que inicio Wael Ghonim (activista egipcio, encargado de marketing de google en medio oriente y el norte de África, además recientemente clasificado como de las personas mas influyentes en el mundo según la revista Time), junto con otros en las redes sociales, este movimiento en pocas horas culmina en una guerra civil aunada a una serie de manifestaciones.
Hay que observar cómo las redes sociales han acelerado y facilitado la organización social respecto a un tema o varios que encuentren en común, no solo eso sino que pueden acercar a gente que se encuentra a kilómetros de distancia a este.
Se debe de tomar en cuenta el tema en cuestión y la presión histórica que este conlleva para crear un movimiento tan radical como lo ha sido el conflicto en medio oriente.
Desgraciadamente, debido a varios factores como pueden ser el miedo, apatía ó simplemente pereza lleva a que la popularidad que pueda llegar a tener la causa en las redes sociales no garantiza la participación ciudadana en acciones concretas, como es el caso del movimiento salvemos los manglares de Boca del rio en donde a pesar de tener 340 likes en Facebook, muchos RT en Twitter y las fechas de limpieza publicadas en estos medios si acaso se llega a ver una participación de unas 3 o 6 personas de sociedad civil a lo mucho. La participación de los medios de comunicación es somera ó nula, para este tipo de acciones importantes.
Las redes sociales se transforman en un engaño visual en relación al interés que están generando y la acción concreta en sí. Mientras los dedos corren con velocidad por las teclas y las ideas impregnan el ciberespacio, se abandona el espacio físico, tomando, al estar enajenado en una pantalla de cuantos sucesos se uno se está perdiendo micro momentos efímeros no obstante importantes.
Según The Nielsen Company (consultoría de medio e información de mercado) “Una persona en promedio pasa más de 5 horas diarias en las redes sociales”, no es de extrañarse que la mayor parte de la población piense que los días son más cortos tomando esto en cuenta, nuestro cerebro se encuentra en estado FF “fast forward” aceleración progresiva un claro ejemplo es , el que se encuentra conectado en twitter, recibe actualizaciones prácticamente cada medio segundo y el de facebook, qué normalmente contiene información más banal, te lleva a links de videos como la cumbia matemática, recorridos por la vereda de la nostalgia en las viejas fotos con los compinches, a acosar a un completo o completa desconocida porque resulta que es agradable a la vista y le gusta el rock progresivo vegetariano, lo cual me lleva por esa vereda de las amistades virtuales.
La mayoría de las personas dicen que de sus 1500 amigos en facebook solo tienen contacto cercano con 10 a lo mucho, que tanto de lo que creamos en la red es una necesidad narcisista de aceptación y reconocimiento.
Ya no existe secreto que dure más de 100 años y persona que lo guarde en mutes mucho tiempo, ni mentiras ni verdades que sean irrefutables e inmutables, sufren un trastorno cíclico e inmediato porqué hay una red masiva e incalculable de ideas que están chocando, circulando y observando que resultan en la virtualización del “inconsciente colectivo” que alguna vez mencionó el psicoanalista Carl Jung contemporáneo de Freud. Todo lo que se crea es una mezcla de los aprendizajes que suceden de manera simultanea en todos los individuos, el aprendizaje de técnicas y prácticas en el pasado. Esto fluye en los finos e infinitos hilos de la red y reacciona en sus intersecciones y nudos, la diferencia con su teoría es que ahora no recibimos esta información por una vía telepática sino que la podemos ver aparecer en diversas pantallas.
Cuando uno regresa a contemplar el mundo físico y encuentra que el sol se está metiendo, que la alarma ya sonó o el reloj ya marco la hora de salida, lo más probable es que ya pasaron varias horas en el que uno estuvo viajando en el mundo ciber-social, creando alter egos, explorando sus sueños guajiros, alejados del tiempo y todas esas cosas que ya son mundanas en el mundo material.
Este nuevo hombre virtual se podría dividir en 3 tipos:
Usuario pasivo: el que solo funge como observador y no intercede en la información
Usuario activo: el que se involucra en el flujo de información ya sea de forma crítica o exponiendo nuevas vertientes
Usuario agresivo ó negativo: Hackers u otro tipo de usuarios que se dedican a crear inconvenientes técnicos, destruir la información en los otros usuarios o dificultar el flujo de cierta información
No es la primera vez que el hombre se encuentra enajenado con algún objeto, en la antigüedad los libros fungían como redes sociales sin retroalimentación, los videojuegos mas tarde y con la explosión del internet este cambio para crear las mismas redes diferenciándolas con sus antecesores la alta retroalimentación que generan.
Ya no hay marcha atrás la fuerza de coerción que han creado las redes sociales ya es imparable, es un hecho que movilizan masas y la industria, poco a poco se están volviendo la columna vertebral evolucionada del nuevo hombre, el que tiene una voracidad insaciable por la información contextualizada y cada día se está alejando más del mundo material paradójicamente, siendo libres de opinión pero sin darnos cuenta controlados por Tecnócratas.
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