miércoles, 8 de septiembre de 2010

Mi actitud Bicentenario


Las calles decoradas, gritos confusos de entusiasmo, modelos extranjeras al estilo Gregory Colbert (region 4) presumiendo nuestras bellezas naturales, políticos portando grandes bigotes y sombreros de charro, televisión, radio, revistas, Internet, hasta camiones atascados de publicidad sobre los vencedores, los héroes y los villanos de la historia, todo esto me resulta abrumante, hasta el punto del mareo y por consecuente la nausea.


Donde quedó el México que perdió sus colores hace ya mucho tiempo, el que no es como los comerciales y las palabras nos obligan a parchar, aquel México que sufre de violencia y miedo, de la tierra que tiene sed y es torturada, de los enormes monstruos de concreto o acero que aplastaron árboles y especies, de aquellas sonrisas de políticos incrustadas de diamantes bañadas en oro y con trajes hechos de drogas y billetes, de las colas interminables de gente que esta buscando una oportunidad en la oficina de "recursos humanos: te explotaremos hasta que a nuestro superior ya no le convenga"; seguimos arrastrando con un pesado costal de apatía, soberbia, ingenuidad y mentiras.


después de esta despotricada (como me gusta esa palabra), deteniéndome antes de que me salga un cálculo renal, me dirijo hacia al lector, si es que le queda el saco, solo de una forma no completamente humilde: ¡Que carajos les pasa!


Creo firmemente que una de las características mas universales en los seres humanos es la desidia, si, lo reconozco, yo también la he sentido, sobre todo en los domingos; aun así uno puede actuar para transformar lo que está a su alcance. Aunque estas pequeñas acciones parezcan insignificantes tienen un efecto visible dentro de una sociedad, no veo el punto de quejarse si uno esta promoviendo agrandar el cáncer ya sea con apatía o negación.


Hay que reconocer que las viejas costumbres son difíciles de romper, pero cualquier cambio se crea a base de unas sucesión de acciones, como las que realizan grupos independientes, asociaciones civiles y comunidades unidas (véase ejido coronel castillo, martadero entre otros), que con toda honestidad la mayor parte del tiempo los tachan de idealistas o hippies (como si fuera algo malo...) , pero aun así sus acciones generan cambios aunque sea en la conciencia de las personas que se ponen en contacto con cualquiera de sus integrantes.


Mi actitud Bicentenario, si es de queja, por supuesto es de enojo, pero también es de cambio. Aunque solo tenga impacto en mi vida personal y los que se filtran en ella, la creatividad, el trabajo colectivo y una sonrisa ocasional sin ninguna razón aparente, es como yo, aunque parezca de una forma optimista quiero creer en mi México, el que esta hecho de madres, padres, amigos, abuelos, profesionistas, filósofos de la calle, de biblioteca o de naturaleza, maestros, alumnos y retirados, de gente con tribu o sin tribu, artistas, analistas, escépticos, curiosos, soñadores y realistas; no de políticos sucios, criminales, militares, policías corruptos, narcos y avaros.

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